Convento de la
Virgen de las Fuentes
Cuenta la leyenda que la Virgen se apareció a una pastorcilla en una fuente cercana y que Doña Juana de Mendoza (bisabuela de Fernando el Católico y esposa de Alfonso Enríquez, I Almirante de Castilla) mandó construir una capilla para la Virgen. Más adelante, se crean dependencias conventuales. Primeramente, se otorga a los jerónimos, quienes abandonan el lugar por su excesiva humedad, pasando entonces a criterio de Fadrique Enríquez, II Almirante, a los franciscanos. La edificación conventual va creciendo hasta completar la iglesia (S.XVI-XVII), un patio de veinte arcos, tres claustros (al sur de la iglesia) que dan cobijo a 17 celdas y otras dependencias secundarias.
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El fin del convento franciscano empieza en el siglo XIX, primero con la invasión francesa, seguido por el Trienio Liberal; hasta las desamortizaciones de Mendizábal de 1836. En la actualidad se conserva solamente la ermita de la Virgen de las Fuentes y tapial del cercado de lo que fue el convento.
Su estilo es clasicista, un ejemplo de la arquitectura española de los siglos XVI y XVII.
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Exterior
Como todas las iglesias franciscanas una de sus características es la austeridad, pero los contrafuertes provocan claroscuros que animan al clasicismo y armonía de las líneas. La fachada se divide en dos cuerpos, uno de caliza y otro de ladrillo. En el primer cuerpo se encuentra la entrada al templo con un arco adintelado y una pequeña hornacina. En el segundo cuerpo se observa la ventana que sirve para iluminar al coro. Como remate, hay una moldura en alero que soporta un frontón con un oráculo y dos espadañas con campanas.
En su contorno se pueden observar diferentes muros de las antiguas dependencias del convento, huecos cegados de puertas y ventanas que enlazaban el convento con dichas dependencias.
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Interior
Es un edificio de una sola nave, dividida en cuatro tramos con contrafuertes. En los extremos un camarín de dos alturas tras la cabecera y un coro bajo a los pies de la ermita. La nave se cubre con bóveda de cañón con lunetos y la cabecera se cubre con una cúpula de baída. Las diferentes cubiertas se ornamentan con yesería a finales del S. XVII.
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Capilla Mayor
Es fiel a la estética rococó combinada con la de inicio neoclásico. El retablo mayor no está policromado, ocupa toda la cabecera y se divide en tres cuerpos y cinco calles separadas por columnas.
En el primer cuerpo, las columnas acanaladas se encuentran ornamentadas con rocallas doradas, esto aporta una gran elegancia al conjunto. En el bajo hay dos puertas laterales y un tabernáculo con columnas acogiendo al niño Jesús, además a los lados hay tondos con relieves de la Anunciación y la Presentación en el Templo de la Virgen.
En el segundo cuerpo, tiene un espacio central destinado a la Virgen de las Fuentes y dos hornacinas a los lados que representan la imagen de San Cayetano y San José a la izquierda y a la derecha, San Jerónimo y San Miguel.
El último cuerpo, tiene una escultura de bulto redondo que representa el abrazo de Santo Domingo y San Francisco, además dos tondos de San Francisco, uno orando frente a la cruz y el otro descendiendo a los infiernos.
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Por las características artísticas se puede decir que se realizó en el último tercio del siglo XVIII y se atribuye a Juan Manuel de Becerril. Fue dotado por Cayetano Francos y Monroy, arzobispo de Guatemala, lo que explica que el escudo de los Francos luzca en la parte superior derecha del retablo.
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Nave de la Epístola
Se pueden encontrar dos retablos: uno representa las Ánimas del Purgatorio y otro a San Antonio.
El retablo de las Ánimas del Purgatorio tiene una hornacina que tendría un Crucificado, en la actualidad se esta restaurando. A ambos lados hay dos pequeñas esculturas del niño Jesús (S.XVII). Sobre la hornacina se observa la imagen de las ánimas salvadas por un ángel, los tres clavos de Cristo y una calavera (símbolo de muerte).
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El retablo de San Antonio tiene una forma semihexagonal cóncava, el santo lleva en la mano izquierda la palma y un libro en la mano de derecha donde se apoyaba el niño Jesús, en la actualidad sustituida por una imagen moderna de escayola. Este retablo se atribuye al taller de los Sierra. Ambos retablos son del S. XVIII.
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Nave del Evangelio
Se encuentra el púlpito de estilo rococó, con cabezas de serafines y tornavoz, fue realizado en 1761. Hay dos retablos, uno del S.XVIII y otro del S.XVI.
El retablo que se encuentra junto al púlpito (S.XVIII) en el centro hay colocado un Sagrario del s. XVII con diferentes motivos eucarísticos de Cristo, se observan las llagas y sosteniendo la cruz, y en el interior, se encuentra una imagen del cordero degollado. En este retablo se observan la imagen de San Blas y San Cristóbal del S.XVI.
El otro retablo del S.XVIII es el de San Francisco, tiene emblemas de la orden franciscana y el escudo con las llagas del Santo. Este retablo se atribuye al artista Tomás de Sierra porque utiliza pliegues propios del estilo barroco. En esta nave también se puede observar un valioso Crucificado de tamaño natural conocido como “Cristo de las Tobas” datado en el siglo XVI.
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Camarín de la Virgen
Amplio espacio ocupado por el trasaltar, donde destaca un retablo de estilo barroco dorado del siglo XVIII con ángeles revoloteando con versos de la Letanía. En el centro se sitúa una peana, del S.XVII obra de los talleres riosecanos.
Puedes realizar un tour virtual gracias a este vídeo 360º realizado por el grupo de investigación de Arte Patrimonial de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.