Aguilar Medieval

Aguilar destaca por su urbanismo medieval. Es uno de los mejores ejemplos de villa altomedieval. Sus calles son fiel testimonio de su historia, el resultado a través de los siglos es el conjunto de dos espacios bien diferenciados. Por un lado, se conservan los restos del Castillo en la zona alta que era el área defensiva primitiva y que se llamó en su día Castro Mayor. Hoy constituye el barrio de las Casas-cueva. Allí en diferentes niveles (calles) se fueron horadando casas humildes que han pervivido durante siglos y que ahora son un espacio único en Valladolid, singular y original, de vivienda excavada en la tierra.

 

La otra parte del municipio, la parte baja, está organizada en calles perfectamente trazadas de modo rectilíneo con orientación este-oeste y reflejan el modo en el que el rey creaba las poblaciones reales. Así en 1181, el Rey Alfonso VIII fundó aquí una villa real y la llamó Aguilar (de “águila”, ave que evoca la monarquía). El rey a través de su geómatra asignaba lotes de tierra a los pobladores en función de sus necesidades que iban ocupándolos levantando tapias y casas. Cada colectivo traía su advocación religiosa y un espacio quedaba entre los espacios asignados para ser ocupado por iglesias (San Esteban, Santa María y San Pedro), y así se iba dando forma a los barrios en los que se organizaba la villa. Las casas originarias no existen pero los espacios se han mantenido de modo fiel y se observa con perfección la trama reticular urbana originaria.

 

Aguilar de Campos es, a simple vista, el reflejo urbano de los acontecimientos que la fueron creando a lo largo de los siglos. Castro y villa: dos núcleos poblacionales ligados por la Plaza mayor o del mercado presidida por la Iglesia de San Andrés y el Rollo de Justicia (donde los Enríquez desde el XIV ejercieron su poder jurisdiccional).

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Aquí dos vistas áreas de Aguilar de Campos que han servido de portada a estos dos importantes libros:

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